SHEN. ch. <Espíritu; divinidad>. En el taoísmo, designa: 1) Las divinidades que habitan el universo y también, según la concepción de algunas escuelas, en la interioridad del cuerpo; y 2) El espíritu o personalidad espiritual, una de las tres energías vitales del ser humano.
El shen como personalidad espiritual resulta de la unión entre el ching, la esencia o simiente, y la energía primordial (yüan-ch’i) del universo, y entra en el cuerpo con la primera inhalación del ser humano. En el momento de la muerte, vuelve a salir de él. El shen tiene su sede en el campo de cinabrio superior (tan-t’ien) y rige en el hombre el sentir y el pensar.
Según las escuelas de meditación taoísta, el shen microcósmico comprende dos aspectos: el shih-shen, la mente o conciencia empírica, y el yüan-shen o conciencia espiritual. El shih-shen consiste en los sentidos y la sensibilidad en general, las percepciones, los pensamientos, etc., de que el hombre se apropia en el curso de su existencia. El yüan-shen, o componente propiamente espiritual subsistía ya antes del nacimiento. Es parte de la energía que compenetra la totalidad del universo. Después del nacimiento, permanece imperceptible, pues lo encubre el shih-shen. Según las doctrinas taoístas, por medio de la meditación es posible hacer aflorar nuevamente el yüan- shen y excluir el shih-shen.
Fuente: Diccionario de la Sabiduría Oriental, Paidos.
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