NIRVANA skrt. <Extinción>. (p. nibbana, [ch. nie-p’an(-na) (niepan (na))], jap. nehan). Meta de las prácticas espirituales en todas las orientaciones del budismo. En el budismo primitivo, o hinayana, se entiende como la salida del ciclo de los nacimientos (samsara) y la entrada en un estado totalmente otro. Significa la completa extirpación de las tres raíces de lo malsano (akusala):
Apetencia (concupiscencia o atención), aversión (odio o repulsión), y delusión (engañó) producido por la ignorancia; y por lo tanto el cese de la disposición a actuar (samskara). Es la liberación respecto a las determinaciones impuestas por el karma (ley universal de la causa y el efecto). A nirvana se le especifica como lo incondicionado (asamskrita), con las características de ausencia de originación o aparición, alteración o cambio, y desaparición.
Con el mahayana se introduce una modificación en el concepto de nirvana, atribuible por una parte a la introducción del ideal del bodhisattva, y por otra a la acentuación del carácter unitario de la realidad. Se lo concibe como la experiencia del ser uno con el Absoluto, de la identidad profunda entre el samsara y la trascendencia, y se lo describe como la perpetuidad de esa experiencia, la beatitud aneja a ese conocimiento de la identidad, y la liberación de todas las ataduras a ilusiones, pasiones y apetencias.
Tampoco en el budismo originario (hinayana) se concibió al nirvana como mera “aniquilación” o “anulación”, según tan a menudo se ha malinterpretado en Occidente. En muchos textos, para aclarar lo que se entiende por <nirvana>, se utiliza el símil de la extinción de una llama: Así como el fuego que se apaga no se aniquila sino simplemente, por su entrada en el espacio puro (akasa), desaparece de la vista, así el término <nirvana> no significa una aniquilación, sino la entrada en otro modo de ser. Como el fuego proviene del espacio (akasa) y a él retorna, así el nirvana, como suceso espiritual desplegado en el tiempo, está perennemente dado en un dominio o <estrato> no-nacido (no-originado) y no-transitorio: Es el <lugar o estrato de inmortalidad>, no espacialmente localizable, sino supramundano (lokottara), trascendente, sólo accesible a la experiencia mística. Así, en el budismo primitivo, el nirvana no se pone en ninguna relación positiva con el mundo, sino es sólo el lugar de la liberación.
En algunos pasajes de los Sutra (textos que contienen la palabra del Buddha) se usa para referirse al nirvana un término que significa <felicidad>, <beatitud>; pero la mayoría de los textos caracterizan al nirvana simplemente como el proceso o el estado de cesación del sufrimiento (duhkha). Ello no puede empero entenderse como prueba de una actitud nihilista; más bien, manifiesta la insuficiencia del lenguaje para expresar de modo positivo la naturaleza del nirvana, que trasciende la palabra y el concepto; la única refrencia positiva posible es a su <no no-ser>. Por lo demás, al budismo, que ve la existencia en conjunto como dolorosa, le basta en principio con la interpretación del nirvana en el sentido del cese del sufrimiento como meta del esfuerzo espiritual; para la práctica espiritual, en efecto, es irrelevante que el nirvana sea un estado positivo o una anulación. Por ello el Buddha mismo rechazaba todo aserto sobre la naturaleza del nirvana.
En el hinayana se diferencian dos clases de nirvana: El nirvana con residuo de condición (sopadhisesa-nirvana), que se realiza ya antes de la muerte, y el sin residuo de condición (nirupadhisesa-nirvana), que se alcanza sólo póstumamente.
En el mahayana, al ponerse el acento sobre el ideal del bodhisattva, se insiste mucho menos en el acceso al nirvana, sin que este punto pierda nada de su importancia, pues ninguna escuela mahayánica, incluido el zen, pone el estado de bodhisattva como meta de la vía: El bodhisattva sólo aplaza su entrada en el nirvana hasta que todos los seres estén liberados del sufrimiento.
Aquí el nirvana asume un carácter positivo, pues es esencialmente el estado de real conciencia de la identidad con el Absoluto. Esta experiencia de identidad con el Absoluto no se limita a la persona que la experimenta, sino que se vive como experiencia ilimitada de la totalidad de lo fenoménico, incluido el propio cuerpo. En esta concepción, ya no subsiste entre nirvana y samsara ninguna diferencia esencial. En el mahayana se diferencian dos modos de nirvana: el <no fijado> (apratisthia-nirvana) y el <fijado> (pratisthia-nirvnana).
El nirvana <no fijado> o <extinción no-fija>, o activa, es una forma de nirvana en el cual el liberado evita, según la concepción del mahayana, la extinción total y la consiguiente separación del ciclo de la existencia; pero no está ya ligado a las compulsiones del samsara, en el cual permanece sólo por compasión, para guiar y apoyar a todos los seres por el camino de la liberación. El apratidthita-nirvana es el nirvana propio de un bodhisattva trascendente. El liberado en esta forma activa de nirvana está libre de concupiscencia, aborrecimiento (u odio) y obnubilación (ofuscamiento producido por la ignorancia), y actúa sin producir ya ligaduras kármicas. Por su parte, el nirvana <fijado>, o estable, es una forma de nirvana póstumo, el estado de extinción sin residuos de un liberado en quien se ha cortado toda relación con el mundo, en el cual no actúa más.
Fuente: Diccionario de la Sabiduría Oriental, Paidós.
Documentos sobre Nirvana
Libros sobre Nirvana
Enlace Externo: Nirvana