NEI-TAN ch. <Cinabrio interno>. El también llamado <elixir interno> o la <alquimia interna>. En el lenguaje de la escuela taoísta del elixir interno, el concepto de nei-tan se aplica al desarrollo de una alma inmortal (hsien) a partir de las tres energías que sustentan la vida: La esencia, simiente o semen (ching), el hálito o energía vital (ch’i) y el alma espiritual (shen). El proceso se describe con los mismos términos que el elixir externo (wai-tan), por el cual, partiendo de ciertas sustancias químicas, se trata de producir un elixir que proporciona la inmortalidad: En el interior del cuerpo (que se análoga a la retorta de la alquimia externa) la simiente y el hálito vital (que corresponden a las sustancias químicas del wei-tan) generan por medio del alma espiritual un <embrión sagrado> (shen-t’ai).
En el nei-tan, las <aleaciones> y <sublimaciones> internas tienen lugar mediante la concentración de la mente. Ocurre así una reversión de todos aquellos procesos que conducen normalmente a la muerte del ser humano, en cuanto que las energías vitales se concentran en la interioridad, se purifican y se hacen independientes del mundo sensorial. Así, por diversas técnicas respiratorias de meditación, el adepto hace nacer en su interior un hombre nuevo, que es precisamente el <embrión sagrado>. Esta alma inmortal en el proceso de la muerte, abandona el cuerpo mortal y sube al cielo. Los taoístas suelen llamar también al <embrión sagrado> la <flor de oro>, que se abre cuando el adepto ha alcanzado la iluminación. Filosóficamente expresado, la iluminación del adepto del elixir interno consiste en el retorno al vacío. Su objetivo es el mismo que el del taoísmo filosófico de Lao-tse o de Chuang-tse: La unión con el Tao que se alcanza conduciendo al equilibrio el juego de desequilibrios del yin y el yang.
La práctica del nei-tan sustituyó progresivamente durante la época de la dinastía Sung al wai-tan. Se difundió sobre todo en la Escuela de la Realización de la Verdad con sus diversas corrientes, y recibió fuerte influjo del budismo, y especialmente del zen. Representantes célebres de la escuela del elixir interno son: Wei P’o-yang, Ch’en-T’uan, Chang Po-tuang. Un texto importante es el T’ai-ching-hua tsung-chih, conocido como <El secreto de la flor de oro> (publicado en español).
La idea central de esta escuela es que las tres energías vitales del hombre, ching, ch’i y shen, presentan cada una un doble aspecto: El material y visible, operante en la interioridad del cuerpo, y el inmaterial e invisible, que opera en el universo. La meta del adherente al nei-tan es, en un proceso respiratorio de meditación, purificar primero la simiente o esencia (ching) para transformarla en ch’i, y luego purificar el ch’i para transformarlo en shen. La última etapa de esta vía es purificar el alma espiritual (shen) y devolverla al vacío; es decir, realizar la reintegración entre el sí-mismo y el universo.
El requisito necesario para la práctica eficaz del nei-tan es vigorizar la propia esencia o simiente. Para ello se introducen técnicas mayormente sexuales, aunque éstas son estrictamente rechazadas por muchos sabios taoístas. La técnica sexual más importante consiste en hacer retroceder el semen para vigorizar el cerebro (huan-ching pu-nao).
La operación alquímica propiamente dicha comienza por el establecimiento de un circuito energético interno, llamado <circuito celeste menor> (la circulación menor u órbita microcósmica), que parte del corazón y baja hasta la mitad del vientre, hacia los riñones. Los textos taoístas suelen relacionar las etapas de este trayecto con diversas categorías, como los cinco elementos, las estaciones del año, los puntos cardinales, órganos del cuerpo, animales, etc. Este circuito menor es la base del mayor (la circulación mayor u órbita macrocósmica), que comprende la totalidad del cuerpo. En él, la energía asciende desde el extremo inferior de la columna vertebral, a través de ésta hasta el cráneo, y se desplaza por la cabeza y el rostro, baja por el pecho y abdomen, y se cierra en el punto de partida. El trayecto ascendente a lo largo de la columna vertebral se denomina tu-mai o <trayecto controlado>.
Los centros más importantes de éste recorrido se sitúan:
1. en el extremo inferior de la columna;
2. en la zona renal;
3. en el centro de la columna;
4. en la articulación de la columna con el cráneo. De estos centros, el más alto se denomina <campo de cinabrio superior> (tan-tien) o, más exactamente, ni-huan. El trayecto descendente es el jen- mai o <trayecto involuntario o espontáneo>. Los centros más importantes de este trayecto son los campos de cinabrio medio e inferior, <la sala amarilla>, situada en el centro del vientre, y el <palacio de la luz>, situado entre ambos ojos.
El circuito total se divide, en los textos alquímicos, en 12 secciones, simbolizadas por hexagramas del I-ching o por signos cíclicos cronológicos, en correspondencia con los meses o con las doce divisiones horarias del día. Los textos designan también a menudo los trayectos ascendentes y descendentes del circuito energético como la unión del k’an y el li, o el dragón (de naturaleza yang) con el tigre (de naturaleza yin), unión en la que se cumple el objetivo del nei-tan. Exposiciones detalladas del nei-tan se encuentran en Chan Chung-yuan, 1963, y Miyuki, 1984.
Fuente: Diccionario de la Sabiduría Oriental, Paidós.
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