KARMA [KARMAN]. skto. <obra, acción>. Ley universal de la causa y el efecto, que , según la concepción budista, opera en la forma que se describe a continuación. <El acto (karma) produce en determinadas condiciones un fruto (phala), que, una vez maduro, recae sobre su autor. Para que un acto produzca fruto, debe ser normalmente bueno (kusala) o malo (akusala) y estar condicionado por un movimiento de la voluntad, el cual, en cuanto deja en la psique del agente una traza o vestigio, orienta su destino en una dirección determinada por la retribución correspondiente al acto. Como el lapso de maduración es a menudo más extenso que la duración de una vida, la retribución de los actos tiene necesariamente por consecuencia uno o más renacimientos, cuyo conjunto forma la ronda de las existencias (samsara)>. El efecto de un acto, sea corporal, mental o verbal, no esta determinado principalmente por la realización misma del acto, sino sobre todo por su «intención». Son las intenciones de los actos los que producen en efecto kármico.
Si un acto no puede ser realizado, pero ha existido la intención de realizarlo, ya esta sola intención determina ese efecto. Solo esta exento de efecto kármico un acto que se ejecuta libre de apetencia, atracción o repulsión, e ilusión. Debe señalarse a este respecto que también las buenas acciones, que traen consigo <recompensa>, producen karma y por lo tanto determinan un nuevo nacimiento. Para liberarse de la ronda de renacimientos, es menester abstraerse de acciones tanto <mal> como <bien> intencionadas. La doctrina del karma no constituye ningún determinismo; los actos determinan la clase de nacimiento, pero no el proceder del hombre: el karma produce solo la situación, no la respuesta.
El término karma se entiende como: 1. una actividad mental o corporal; 2. la consecuencia de esa actividad; 3. la suma de todas las consecuencias del obrar de un individuo en esta vida o una vida precedente; 4. El encadenamiento de causas y efectos en el orden moral. El karma de cada cual resulta de sus samskara (se denomina así a las inclinaciones, deseos, ambiciones, tendencias o predisposiciones, y posibilidades del ser consciente, que provienen de las acciones y pensamientos, incluso de existencias anteriores. Estas tendencias se encuentran ocultas bajo el umbral de la conciencia, pero en cualquier momento pueden aflorar. El conjunto de los samskara constituye el carácter de la persona. En ocasiones se utiliza el término vasana como sinónimo de samskara). Este potencial [o complejo de disposiciones] orienta su comportamiento y gobierna las motivaciones de su pensar y su obrar tanto presentes como futuros. Así, cada momento del karma es la simiente de otro ulterior. Los frutos del karma se cosechan en forma de alegrías o sufrimientos, según el tipo de pensamiento y obra.
Aunque cada ser humano se crea las limitaciones de su propio carácter, que resulta de sus pensamientos y actos pasados, tiene la opción de seguir o de cortar estas tendencias que él mismo ha formado. El libre albedrío y la posibilidad de libre opción reflejan en cada cual la libertad del Atman (el verdadero e inmortal Sí-mismo del ser humano), la conciencia incita. La entrega a Dios, la producción de un buen karma y la extinción del karma negativo aflojan las ataduras de la ley kármica. Después de la Iluminación, ya no se genera karma alguno.
Se distinguen tres tipos de Karma: el agami-karma o karma «futuro», que se genera por los actos y deseos del presente y por la ley de causalidad debe tener su efecto en el futuro; el prarabdha-karma o Karma «comenzado», operante en el presente; y el samcita-karma o Karma antes «acumulado», que aun esta por producir sus efectos. El agami-karma es de particular importancia, en la medida en que uno, por sus actos y deseos actuales, puede influir sobre su propio futuro.
Fuente: Diccionario de la Sabiduría Oriental, Paidos.
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